Verde que no muerde
A lo largo de la historia, el nivel de vida de las personas ha ido mejorando y por tanto, su esperanza de vida ha ido aumentando. Este hecho provoca como consecuencia, que en un mismo tiempo y espacio, exista un mayor número de personas en comparación con épocas anteriores.
Ante este crecimiento de la sociedad, los pueblos se han ido expandiendo, creando así nuevas zonas en sus alrededores; un hecho evidente que se puede observar en cualquier estudio sobre el desarrollo de las ciudades. Un ejemplo representativo de ello sería el plan Cerdá de 1859, el cual consistía en la ampliación de la ciudad de Barcelona, más allá del plano medieval irregular. Es por tanto lógico que ante la falta de espacio en un pueblo pensado para un número determinado de personas, se decidiera prolongar la trama urbana por todo su alrededor.
A pesar de ello, ha llegado un momento, en el que la expansión en horizontal ya no es una opción, ya sea por la excesiva distancia entre las afueras y el núcleo central, o mismamente por el alto precio del suelo de las ciudades. La solución por tanto, se ha convertido en la construcción en vertical de altos rascacielos como así lo hace la ciudad de Nueva York mismamente.
Esto ha provocado que lo que antes era un paisaje compuesto por una masa verde por un lado, y azul por otro, se haya convertido en una gran masa gris compuesta por los materiales de construcción. A pesar de que algunas ciudades se hayan olvidado de la naturaleza que antes les rodeaba, han permanecido muchas otras como las de los países nórdicos por ejemplo, las cuales a lo largo de su historia, han tenido muchísimo en cuenta el espacio exterior. Un ejemplo de ello, sería el sanatorio de Paimio, realizado por Alvar Aalto en 1933, el cual queda resguardado por un gran bosque que lo rodea.
En el presente, estos países han ido desarrollando una arquitectura sostenible en la que, la gran mayoría de estas nuevas construcciones, incorporan avances tecnológicos que aprovechan los recursos naturales, y algunas otras además incluyen zonas con vegetación en sus azoteas, a pesar de que ésta abunda en el espacio que les rodean.
Es curioso que justamente estos países sean los que encabezan las listas de ciudades ecológicas, en cierto modo normal porque siempre han tenido respeto por la naturaleza, pero precisamente son el resto de ciudades (las que la han arrebatado), las que deberían empezar a preocuparse cada vez más por este tipo de arquitectura.
Aún así, tiene valor que las edificaciones del presente sean ni más ni menos que una copia de la arquitectura de una de las primeras ciudades históricas, la mesopotámica.
Ante este crecimiento de la sociedad, los pueblos se han ido expandiendo, creando así nuevas zonas en sus alrededores; un hecho evidente que se puede observar en cualquier estudio sobre el desarrollo de las ciudades. Un ejemplo representativo de ello sería el plan Cerdá de 1859, el cual consistía en la ampliación de la ciudad de Barcelona, más allá del plano medieval irregular. Es por tanto lógico que ante la falta de espacio en un pueblo pensado para un número determinado de personas, se decidiera prolongar la trama urbana por todo su alrededor.
A pesar de ello, ha llegado un momento, en el que la expansión en horizontal ya no es una opción, ya sea por la excesiva distancia entre las afueras y el núcleo central, o mismamente por el alto precio del suelo de las ciudades. La solución por tanto, se ha convertido en la construcción en vertical de altos rascacielos como así lo hace la ciudad de Nueva York mismamente.
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Futura estación y ayuntamiento de Växjö, Suecia. |
En el presente, estos países han ido desarrollando una arquitectura sostenible en la que, la gran mayoría de estas nuevas construcciones, incorporan avances tecnológicos que aprovechan los recursos naturales, y algunas otras además incluyen zonas con vegetación en sus azoteas, a pesar de que ésta abunda en el espacio que les rodean.
Aún así, tiene valor que las edificaciones del presente sean ni más ni menos que una copia de la arquitectura de una de las primeras ciudades históricas, la mesopotámica.
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