Donde dije digo, digo Diego
El comienzo del Siglo XX se hace notar con la
Exposición Universal de Artes Decorativas de París de 1925. Por primera y última vez, se trata
únicamente el diseño de interiores y mobiliario. En esta exposición participaron fabricantes de muebles, grandes almacenes y prácticamente todos los países de Europa además de Turquía, Japón y Unión Soviética. En sus pabellones predominó el movimiento artístico del Art Decó, puesto que el objetivo de ese año era realizar algo novedoso, sin necesidad de basarse en estilos pasados.
El Art Decó, para entonces ya era un estilo bastante desarrollado y bien aceptado entre la población debido al agrado y confort que proporcionaba gracias a la artesanía, los materiales ricos, y los artefactos modernos reelaborados.

A pesar de ello, el pabellón soviético diseñado por Le Corbusier, fue el que más destacó y no precisamente para bien, ya que decidió hacer de éste un edificio totalmente sencillo y geométrico; considerado por el público como una gran cámara
frigorífica. Esta vivienda resultaba monótona y poco hogareña debido a la
blancura de sus paredes, el aspecto desolado e industrial del espacio y la mala
elección del poco mobiliario que había. Estas decisiones no fueron tomadas ni
por la falta de presupuesto ni por el hecho de llamar la atención, simplemente,
porque así era cómo pensaba el arquitecto que debía ser la casa moderna.
Efectivamente
las ingenieras domésticas estaban en lo cierto al exponer que Le Corbusier
estaba equivocado, y que la eficiencia de una casa no dependía nunca del estilo
decorativo que siguiese, sino de la practicidad a la hora de trabajar y vivir
dentro de ella.
Aún así, es cierto que la decoración influye en la practicidad de una vivienda; unas
veces la favorece y otras la entorpece. De
esta manera, imaginemos los frentes de los armarios de una cocina, los cuales
tienen molduras porque es de un estilo más rústico. Si comparamos ésta con otra
cocina más contemporánea, de líneas rectas y frentes lisos, ¿No sería por ejemplo, ésta más
cómoda de limpiar que la otra? Así pues, se demostraría que aunque a priori la
decoración no tenga nada que ver con la eficiencia, realmente si lo tiene.
A
pesar de sus incongruencias, la arquitectura de Le Corbusier mantuvo esa tónica
limpia y depurada que tanto asustaba a la población al principio de su carrera, pero
poco a poco se fueron corrigiendo esos errores de planificación de los
espacios.
Así
pues, se podría decir que la arquitectura de éste y la de muchos otros
arquitectos que participaron en la Exposición de Stuttgart de 1927, fue uno de
los antecedentes de las Case Study Houses norteamericanas; viviendas experimentales que fueron propuestas por la revista Arts and Architecture a algunos de los mejores
arquitectos del momento.
Estas casas fueron positivamente aceptadas por la gente debido a su bajo coste, su eficiencia y la utilización de
materiales y sistemas constructivos innovadores como las combinación de estructuras de acero y madera, los cerramientos modulares prefabricados y las amplias fachadas de vidrio entre otros.
Ideales para una nueva etapa tras la Segunda Guerra
Mundial, estas casas no sólo cubrían con creces las necesidades básicas de una familia de clase media estadounidense, sino que además aportaban espacios de ocio y disfrute como grandes jardines con piscinas y además, algunas de ellas estaban rodeadas por un magnífico entorno.
De esta manera, gran parte de la arquitectura de los años posteriores hasta
día de hoy, está basada en este tipo de casas, aún siendo casi, por no decir igual de sencillas que aquel gran frigorífico diseñado por Le Corbusier.
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