La La La

Salomé - Palacio Real de Madrid, 1969

El año 1969, fue uno de los más importantes para Salvador Dalí, no sólo por la creación del logotipo de ChupaChups como así nos lo contaba Ainhoa en su blog, sino porque ese mismo año se celebraba por primera vez en España el Festival de la Canción de Eurovisión, y él había sido el escogido para el diseño de su cartel. 

Este concurso televisivo venía celebrándose desde 1956 en los mejores teatros nacionales europeos; en su escenario, únicamente destacaba el cantante representante, acompañado de un par de coristas y una gran orquesta. Como telón de fondo, nunca mejor dicho, había un modesto decorado diseñado para el evento. 

Con la llegada de la televisión a color a finales de los 60, tanto los vestuarios como el escenario se enriquecen con la introducción de materiales ricos en colores y texturas, que ya podían apreciarse con total claridad. 

Centro de convenciones Stockholmsmässan, Suecia -1975

Una década después, la luz artificial comenzaba a tener un protagonismo mayor, no sólo porque era utilizada para iluminar la escena, sino que también para así crear juegos visuales. Los asistentes, normalmente pertenecían a las clases altas de la sociedad, pero es en esta época cuando el acudir a este festival, se estaba convirtiendo en algo más al alcance de la mayoría; de esta manera, su celebración comenzó a realizarse en espacios mayores como centros de conferencias, exhibiciones e incluso estadios deportivos, lo que permitió la creación de grandes escenarios de distinguidas formas.

Azúcar Moreno - Zagreb,1990

La producción del concurso sufrió grandes cambios a lo largo de los 80 y 90. El abandono de la orquesta debido a su elevado coste y la introducción de la música enlatada, era cada vez más evidente; las escenografías empezaban a adquirir mayor importancia llegando a crear formas totalmente arquitectónicas, muy relacionadas con la moda y los elementos plásticos del momento; por último, se introdujeron por primera vez pantallones de grandes dimensiones para que así la exhibición llegase a todos los asistentes. 

Jamala, representante de Ucrania - Suecia, 2016

Con la llegada del nuevo siglo, se comenzó a desarrollar un nuevo concepto de festival. Desde entonces, cada año el espectáculo creaba una imagen corporativa propia, en el que el diseño del logotipo, la escenografía y los rótulos que aparecían en pantalla, formaban un conjunto relacionado. A pesar de que los postcards (pequeños vídeos introducidos entre cada actuación) llevaran tiempo en el concurso, no es hasta entonces cuando comienzan a tener una estética muy propia cada año, en el que aparecía el representante que iba a actuar, enseñando o bien su país o bien el país anfitrión.

Netta, representante de Israel - Lisboa, 2018

Con los años, se ha intentado crear un espectáculo en el que cada actuación pueda tener un carácter único. Para ello, se ha sacado provecho de las innovaciones tecnológicas, como las estructuras LED utilizadas tanto en posición vertical como horizontal, las cuales permiten crear así una pequeña atmósfera. Además de las imágenes proyectadas en estas pantallas, adquieren gran importancia la elección de los vestuarios y su relación con el escenario, además de la utilización de algún que otro elemento extra como pistas de hielo, ruedas gigantes para hamsters o camas elásticas entre muchos otros. 

Así pues, ésta sería la evolución que ha ido tomando el escenario eurovisivo. Evidentemente, las nuevas tecnologías utilizadas en este mundillo (música, diseño e ingeniería) y la forma de ver la televisión han ido cambiando a lo largo de los años, lo que ha provocado un desarrollo cada vez más creativo, visual y efectista del concurso. Éste ya no consiste en una sencilla competición musical, sino que a día de hoy consiste en un concurso en el que se compite por quién ha logrado crear el mejor espectáculo en solamente tres minutos de tiempo. Realmente, resulta fascinante cómo cada año es más pulida la imagen del festival y cómo nos ofrecen algo que consigue sorprendernos gratamente.

(Os dejo un vídeo en el que salen pequeños fragmentos de las actuaciones de la final celebrado en Estocolmo, Suecia, en el año 2016)