Monotonía urbanística
Ya entrados en Noviembre, el turismo de peregrinación se va reduciendo debido a las bajadas de las temperaturas. Esta práctica nace en el Siglo IX con el descubrimiento de las reliquias del apóstol Santiago, pero no es hasta el Siglo XV cuando el Papa lo declara como destino oficial de peregrinación junto a Roma y Jerusalén.
La peregrinación a Santiago, consta de varios caminos pero el más conocido es el Francés. Todos ellos pasan por pequeños pueblos y ciudades como Puente la Reina, Logroño, Burgos o Astorga; los cuales tienen su origen en la Edad Media, donde los edificios se organizaban de forma irregular formando así calles totalmente enrevesadas.
Con el tiempo, y tal y como comenté en una entrada anterior, el crecimiento de las ciudades supuso su expansión por todo el alrededor de este pequeño núcleo medieval, creando así los ensanches. Estas ampliaciones en su gran mayoría siguieron hasta el día de hoy un trazado totalmente opuesto al anterior, caracterizado por una ordenación que sigue una retícula regular.
A pesar de que este trazado resultara una novedosa forma de seguir organizando las ciudades a lo largo del S. XIX, su origen en Europa, está en el trazado damérico de la antigua Grecia, creado por Hipódamo de Mileto. Esta forma de construir se mantuvo también en el Imperio Romano donde resaltaban dos calles principales perpendiculares conocidas como cardus y decumanus.
Esta organización resulta muy práctica ya que se aprovecha al máximo el espacio construible y se obtiene como resultado un tejido urbano perfectamente ordenado, al igual que un puzzle donde todas las piezas encajan.
A diferencia de los antiguos barrios modernistas donde al menos los edificios no escatimaban en los materiales y ornamentos (a pesar de la simplicidad de la disposición de éstos), los ahora llamados barrios de nueva obra han continuado esta práctica con el fin de abaratar costes y sacar el máximo beneficio. De esta forma, nos encontramos edificios realizados con los mismos materiales, las mismas gamas de colores, la misma altura y dimensiones y para colmo, unos muy pegados a otros, apurando al máximo las distancias permitidas por la normativa. Así pues, se han conseguido grandes masas homogéneas en el que únicamente se almacenan personas.
La peregrinación a Santiago, consta de varios caminos pero el más conocido es el Francés. Todos ellos pasan por pequeños pueblos y ciudades como Puente la Reina, Logroño, Burgos o Astorga; los cuales tienen su origen en la Edad Media, donde los edificios se organizaban de forma irregular formando así calles totalmente enrevesadas.
Con el tiempo, y tal y como comenté en una entrada anterior, el crecimiento de las ciudades supuso su expansión por todo el alrededor de este pequeño núcleo medieval, creando así los ensanches. Estas ampliaciones en su gran mayoría siguieron hasta el día de hoy un trazado totalmente opuesto al anterior, caracterizado por una ordenación que sigue una retícula regular.
A pesar de que este trazado resultara una novedosa forma de seguir organizando las ciudades a lo largo del S. XIX, su origen en Europa, está en el trazado damérico de la antigua Grecia, creado por Hipódamo de Mileto. Esta forma de construir se mantuvo también en el Imperio Romano donde resaltaban dos calles principales perpendiculares conocidas como cardus y decumanus.
Esta organización resulta muy práctica ya que se aprovecha al máximo el espacio construible y se obtiene como resultado un tejido urbano perfectamente ordenado, al igual que un puzzle donde todas las piezas encajan.
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Barrio de Ripagaina, Pamplona |
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