¿Belleza?


La aparición de copias de muebles de diseño es uno de sus mayores problemas pero el mobiliario conocido como “fast furniture” también lo es. Tal y como ha ido ocurriendo en la moda durante las últimas décadas, en el mundo del mueble también ha surgido algo similar; existen grandes empresas que se encargan de diseñar muebles inspirados en otros ya existentes o en incluso prototipos que se van a lanzar en un futuro muy cercano, para luego fabricarlos en grandes cantidades y lo más rápido posible. De esta manera consiguen sacar un nuevo objeto a la calle, a veces incluso antes de que los diseños originales lo hagan como tal.

Para garantizar su éxito y que la gran mayoría de las personas puedan acceder a ese producto, los materiales utilizados, la forma de fabricación, mano de obra e incluso su transporte son de una calidad bastante inferior en comparación con los muebles de las marcas afectadas. Con ello tampoco se quiere decir que estos productos sean pésimos, ya que es cierto que su relación calidad-precio es bastante razonable.

En la actualidad la mayoría de la gente apenas cuenta con muebles de gran calidad como ocurría en el pasado; realizados de forma más artesanal, con materias primas de primera calidad y con una mano de obra especializada, lo que permitió incluso que pudieran ser utilizados generación tras generación debido a su larga vida.

Por otra parte, el hecho de que estos muebles realizados de forma más económica y con una vida útil menor, ha permitido que las grandes empresas de superproducción puedan dotar a sus productos de las características propias para ser considerados como pieza de tendencia, ya que a veces la durabilidad de ésta es casi la misma que la del propio objeto.

El problema de todo esto viene cuando juntamos por tanto, calidad y tendencia. No importa el país del que estemos hablando, pues prácticamente en todos podemos encontrar distintos tipos de ferias de interiorismo y mobiliario en las que se exhibe “lo último en decoración” oséase, lo que se va a llevar. Un ejemplo de muchos en nuestro país sería la muestra que ofrece Casa Decor anualmente.

Sinónimo de tendencia y actualidad, la exposición muestra durante un tiempo limitado espacios reales de lo más novedosos; evidentemente se tratan de ejemplos bastante exagerados, llamativos e incluso utópicos, pero de ellos siempre se pueden sacar ideas para aplicar en lugares más convencionales como nuestros hogares.

Por eso, ante este tipo de ferias debemos saber valorar qué ideas son pasajeras y cuales pueden sobrevivir con los años sin estar desfasadas. Lo más razonable sería adaptar las tendencias que posteriormente van a ser más fáciles y económicas de sustituir como el color de la pintura, papeles pintados, vajillas o elementos de decoración en contraposición de muebles de gran tamaño, cocinas, sanitarios o revestimientos concebidos como algo permanente y que claramente tiene una función más práctica que estética.

A diferencia de los locales comerciales donde el objetivo es atraer a un determinado público, creo que en estos casos sería conveniente seguir estas tendencias para así hacer de éste un lugar más atractivo para su clientela. Si por ejemplo una tienda se dedica a la venta de ropa juvenil, ésta deberá ir modernizándose con el tiempo para así llamar la atención de todas las generaciones que vayan pasando, ya que de lo contrario se quedaría anclada en una decoración al gusto de personas que dejaron tiempo atrás sus años mozos.
De ahí también viene el tema en cuestión, ¿algo es bello o nos hacen creer que es bello? Y es que con las modas podemos comprobar que los gustos que nos han implantado a las distintas generaciones no tienen nada que ver; unos piensan que una cosa es bella y la otra un escándalo mientras que otros opinan que una es anticuada y la otra "lo más guay".

Ante esto, no podemos olvidar que las diferencias de gustos entre las generaciones cada vez son mayores, ya que las tendencias pasan antes de moda debido a su rápida difusión mediante los medios de comunicación y que actualmente son más eficaces.

Con todo esto queda claro que el éxito de un objeto se consigue cuando éste se ha diseñado con visión de futuro, teniendo en cuenta los modelos del pasado y aprovechándolos para dar aún mejores soluciones, por eso que muchos coincidan en su sencillez y racionalidad.

Por último, no podemos olvidar que pese a todo, el gusto es personal y que hay objetos cuya belleza no está ni en su diseño, ni en el material del que está hecho ni en su forma de producirlo, sino en el valor sentimental que tiene y que supera con creces cualquiera de las otras.

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